El dolor cervical es uno de los más comunes en nuestra sociedad. Y mientras que hace unos años era exclusivo de personas maduras, cada vez se da en personas más jóvenes, seguramente como consecuencia de nuestra necesidad de estar continuamente conectado con las nuevas tecnologías. La vida sedentaria y el tipo de trabajo que caracteriza nuestra sociedad actual son los culpables del crecimiento de esta dolencia. Si es una cuestión puntual, no hay por qué alarmarse. Pero si el dolor persiste y es continuo podría tratarse de artrosis cervical, por lo que deberíamos consultar a un reumatólogo.
Dolor cervical y artrosis cervical
La artrosis cervical es una enfermedad degenerativa de las articulaciones de la columna cervical. El desgaste progresivo del cartílago que hay entre las vértebras va provocando, poco a poco, una degeneración que puede llegar a afectar a los discos intervertebrales y a las mismas vértebras. Esto puede tener como consecuencia el estrechamiento del espacio que hay entre la médula espinal y los nervios. Estos acaban sufriendo una compresión que hace que se inflamen y que el paciente sienta dolor en los hombros e incluso brazos. Pero además, pueda padecer también otros síntomas como pero dolores de cabeza, debilidad muscular con sensación de adormecimiento en brazos, hombros, manos y dedos, hormigueos, dolor crónico en el cuello o cervicalgia y rigidez con limitación en los movimientos del cuello.
Es cierto que con el ritmo de vida que llevamos hoy en día, la artrosis cervical puede aparecer a cualquier edad. Sin embargo, es más frecuente que se manifeste entre los 30 y los 50 años y empeore a medida que cumplimos años. Y aunque los hereditarios son relevantes, ciertas posturas y posiciones del cuello durante largos periodos de tiempo pueden también dañar nuestra columna cervical. Por ejemplo, ocho horas diarias delante de una pantalla nos predispone a sufrir este tipo de artrosis.
Dolor cervical, tratar y prevenir
“Aunque pueden mejorarse notablemente sus síntomas, esta enfermedad no se puede curar completamente, por ello es mejor prevenir el dolor cervical manteniendo una buena postura tanto en el trabajo como en la vida diaria”, aconseja el Dr. David Vázquez, director médico de DL CLINICS. Así, el tratamiento de la artrosis cervical está basado en mejorar el dolor mediante analgésicos, ejercicios de movimiento y estiramientos de fisioterapia, principalmente. Pero también, en algunos casos, puede combinarse con masajes musculares locales, hidroterapia, acupuntura, baños termales o ultrasonidos.
Cuando se sufre una crisis de dolor, en los primeros momentos es recomendable aplicar calor local y reposo, aunque, en ciertos casos, un collarín también puede aliviar. “Solo se acude a la cirugía en los peores casos de artrosis cervical y siempre con la intención de mejorar los síntomas”, aclara el Dr. Vázquez.
Algunos consejos para evitar el dolor cervical
Para prevenir el dolor cervical o nuevos brotes de dolor, puede ayudarnos tener en cuenta algunas acciones como evitar coger peso con un solo brazo, no dormir en almohadas muy bajas, evitar gestos bruscos o cambiar de postura a menudo. También son buenos los estiramientos de la cadena posterior de la espalda, así como los ejercicios aeróbicos y de relajación. Usar un buen colchón y controlar nuestro estrés son también dos puntos claves.
Una versión de este artículo se publicó en la revista IM Magazine.